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viernes

“Más que Vencedores”


“Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”, Sant. 1:25


Como creyentes hemos sido llamados a ser más que vencedores en Cristo Jesús, pero debido a toda la falsa ideología que se mueve en este mundo debemos aclarar primero lo que implica ser un verdadero creyente.
Un cristiano verdadero es aquel que ha nacido de nuevo, el que reconoce y acepta a Jesús como su Señor y Salvador, el que obedece los mandamientos y se deleita en ellos, el que tiene comunicación con Dios, el que es ejemplo, el que no es del montón, el que cuida su boca de hablar cosas vanas, el que cuida su corazón de no pecar, el que cuida su mente y su alma, el que camina con Dios y su fe está firme en Él, el que refleja que Dios vive en él por medio de sus acciones, el que anhela la presencia de Dios cada minuto, el que tiene a Dios en primer lugar, el que no se avergüenza del evangelio.
Principios para ser más que vencedor
1- Nunca rendir el control de nuestras vidas a fuerzas externas: ya sean las circunstancias de la vida, las condiciones en las cuales nos encontramos o los obstáculos. Algunos ejemplos serían la condición económica, la falta de educación. Debemos ser controlados por Dios y por Su Palabra. Nehemías es un ejemplo de alguien que no permitió que las circunstancias lo limitaran; en su tiempo, el pueblo de Dios era esclavo. Nehemías era copero de un rey pagano; nunca se limitó a sí mismo, sino que oraba esperando el éxito. ¿Esperarías el éxito si fueras esclavo? Aun así, Dios concedió su oración en abundancia. ¡No seamos controlados por las circunstancias, condiciones y obstáculos!
2- Nunca rendir el control de nuestra vida a pensamientos que nos limitan: no es necesario creer que necesitamos “palancas” para triunfar en la vida. Elías era un hombre desconocido, un fuereño, de padres desconocidos, pero corrió el riesgo y no permitió que pensamientos pequeños lo limitaran. Elías salvó a la nación, puso su fe en Dios y logró sus metas. No podemos depender del “qué dirán”, ni de opiniones negativas (“eres muy viejo”, “no puedes”, etc.).
3- Nunca rendir el control de nuestra vida al temor al fracaso: (2ª Tim. 1:7), es mejor intentar algo grande y fallar, en lugar de no intentar nada. ¡No pensemos en el fracaso, sino en las posibilidades! (Prov. 23:7). Debemos alimentar nuestro carácter y estimación propia con ejemplos de triunfadores, NO de fracasados. También debemos cuidar lo que oímos, vemos y leemos. ¡Fallar NO es fracasar! Tomás A. Edison falló más de diez mil veces antes de alcanzar la victoria. Alguien le preguntó por qué seguía insistiendo si había fracasado miles de veces, a lo que él respondió: “No he fracaso, he aprendido miles de maneras en las que no funciona”. El fallar sólo quiere decir que necesitamos más tiempo. Pedro y los apóstoles fallaron, negaron al Señor y huyeron, pero no fueron fracasados porque se levantaron y volvieron a la lucha. ¡El éxito es la habilidad de sobrevivir al fracaso! ¡El único hombre que no falla es aquel que no intenta nada!

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